miércoles, 24 de marzo de 2010

A SANGRE FRÍA- TRUMAN CAPOTE (1965)

"Eché a andar en dirección a casa, y hacia la mitad del camino bordeado de olmos chinos, vi al viejo collie de Kenyon. Estaba asustado. Se quedó alí quieto, con el rabo entre las piernas; sin ladrar, sin moverse. Y al ver a aquel animal... en cierto modo reviví lo que acababa de presenciar. Había estado demasiado aturdido, demasiado obnubilado para darme cuenta cabal de la saña atroz de lo que había visto. Del dolor. Del horror. Estaban muertos. Toda la familia. Gente amable y buena, gente que yo conocía. Habían sido asesinados. Tenía que creérmelo, porque era rigurosamente cierto".

MOBY DICK (1851)- HERMAN MELVILLE

"Llamadme Ismael. Hace unos años - no importa cuánto tiempo exactamente-, con muy poco o ningún dinero en el bolsillo y sin nada en tierra que me interesara, creí que podría ir a navegar por ahí y ver la parte acuática del mundo. Es mi modo de ahuyentar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que me sorprendo con una expresión de tristeza en la boca que va en aumento; cada vez que un húmedo noviembre de llovizna anida en mi alma; cada vez que me descubro deteniéndome involuntariamente ante las tiendas de ataúdes, y siguiendo a cualquier funeral con que me encuentro; y especialmente si la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un sólido principio moral para no salir a la calle y derribar metódicamente los sombreros de los transeúntes, entonces, comprendo que ha llegado la hora de hacerme a la mar cuanto antes. Éste es mi sustituto para la pistola y la bala".
(...)

miércoles, 3 de marzo de 2010


TRÓPICO DE CAPRICORNIO- HENRY MILLER(1961)

"Una vez que has entregado tu alma, lo demás sigue con absoluta certeza, aun en pleno caos. Desde el principio nunca fue sino caos: el fluido que me envolvía, que aspiraba por las branquias. En el substrato, donde brillaba la luna, inmutable y opaca, todo era suave y fecundante; por encima, disputa y discordia. En todo veía yo en seguida el extremo opuesto, la contradicción y, entre lo real y lo irreal, la ironía y la paradoja. Era el peor enemigo de mí mismo. No había nada que deseara hacer que no pudiese igualmente dejar de hacer. (...)
(...) Todo lo que ocurre, cuando tiene importancia, es contradictorio por naturaleza. Hasta que apareció aquella para la que escribo esto, pensaba que las soluciones para todo se encontraban en algún lugar exterior, en la vida, como se suele decir. Cuando la conocí, pensé que estaba aprehendiendo la vida. Y, en cambio, se me escapó la vida de las manos. Extendí los brazos en busca de algo a que apegarme... y no encontré nada. Pero, al hacerlo, con el esfuerzo por aferrarme, por apegarme, descubrí, pese haber quedado desamparado, algo que no había buscado: a mi mismo. Descubrí que lo que había deseado toda mi vida no era vivir, sino expresarme. Comprendí que nunca había sentido el menor interés por vivir, sino sólo por lo que ahora estoy haciendo, algo paralelo a la vida, que pertenece a ella y al tiempo la sobrepasa. Lo veradero me interesa poco o nada, tampoco lo real, siquiera; solo me interesa lo que imagino ser, lo que había asfixiado día a día para vivir".

EL EXTRANJERO- ALBERT CAMUS (1952)

"Esperé. El fuego del sol ardía en mis mejillas y sentía las gotas de sudor acumularse sobre mis cejas. Era el mismo sol del día en que enterré a mamá y, como entonces, me dolía sobre todo la frente y todas sus venas batían a un tiempo bajo la piel. Esa quemadura que no podía soportar me hizo dar un paso hacia adelante. Sabía que era estúpido, que no me desembarazaría del sol desplazándome un paso. Pero di un paso, un solo paso hacia adelante.(...) Fue entonces cuando todo vaciló. Del mar llegó un solplo espeso y ardiente. Me pareció que el cielo se abría en toda su extensión para vomitar fuego. Todo mi ser se tensó y mi mano se crispó sobre el revolver. El gatillo cedió, toqué el pulido vientre de la culata y fue así, con un ruido ensordecedor y seco, como todo empezó. Sacudí el sudor y el sol. Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa donde había sido feliz. Entonces disparé cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que se hundían las balas sin que lo parececiese. Fueron cuatro golpes breves con lo que llamaba a la puerta de la desgracia".